Los castillos han desempeñado un papel esencial en el desarrollo de las culturas. Vistos arquitectónicamente, sobresalen por el equilibrio espacial de sus volúmenes, su situación estratégica dominando vías de comunicación, la belleza de sus salones, la fortaleza de sus muros y torres, etc. Pero los castillos, como las fortalezas militares y las ciudadelas, han desempeñado igualmente otros papeles no menos importantes, aunque sí más desagradables para muchos que por fuerza, se vieron privados de la libertad, sufriendo, la mayoría de las veces, el peso de la sinrazón humana. Nos referimos a las tétricas mazmorras, prisiones y cárceles, situadas en los lugares más lóbregos de los castillos, donde, por azares de la vida, muchas personas, soportando toda clase de vejaciones también fueron protagonistas de la Historia.